El ‘Gesto de la Naturaleza’ de Miquel Barceló se instala en el Rincón de la Victoria

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La Casa Fuerte Bezmiliana de Rincón de la Victoria acoge la exposición itinerante ‘Gesto de la Naturaleza’ del artista Miquel Barceló. Tras su paso por Genalguacil, y de la mano del centro de cultura contemporánea de la Diputación de Málaga, La Térmica, llega a este municipio axárquico para quedarse hasta el día 11 de Agosto. Estará abierta al público de martes a sábado, de 11:00 a 13:00 h. y de 18:00 a 21:00 h y los domingos, de 11:00 a 14:00 h. Esta exposición ofrece una selección de 26 obras gráficas realizadas por el artista sobre papel, principalmente en los años 90.

El corpus principal de la exposición está compuesto por una selección de piezas de la serie Lanzarote, un proyecto compuesto por 64 piezas que el artista comenzó a finales de los noventa y es uno de los más representativos realizados por Barceló en la obra gráfica.

En la serie ‘Lanzarote’, con una gran variedad temática y técnica, aparece el primitivismo influido por sus largas y repetidas estancias en África. Es un recorrido por su iconografía más sensual y vital. En las obras presentadas se encuentran aguafuertes y aguantintas, en la que representa animales, bodegones, naturalezas muertas, marinas…

Pero no sólo están presentes los elementos naturales. Asimismo, alberga una selección de obras de la subserie ‘Pornográfica’ en las que el último elemento existente en ellas es el acto sexual, ya que primero muestra la interactividad de los cuerpos, creando nuevamente una coreografía de ritmos internos.

También se podrá disfrutar de la obra “Acróstico de cabras” grabado de Miquel Barceló realizado con la técnica de la litografía, grabado en madera a la fibra y serigrafía, sobre papel japón.  Esta obra, creada para la exposición «El Museo del Prado visto por doce artistas españoles contemporáneos», es del año de 1991. En el grabado que aquí nos encontramos se puede ver como Barceló aprovecha las dos caras del papel para la estampación de dos grabados. Por el anverso se puede ver a dos cabras copulando en tonos marrones y anaranjados. Al macho se le conoce por los pelos que le caen de la parte inferior del hocico. En el reverso, se ha representado un bodegón con una mesa vista desde la parte superior, sobre la cual destacan siluetas de varios peces y calamares, dos libros abiertos, dos cabezas de carneros con su cornamenta, una jarra de vino y un cuchillo. En esta obra, pintada a modo de díptico, Barceló aúna los conceptos desarrollados en la serie ‘Lanzarote’, tanto en la representación del animal como en las de sus naturalezas muertas. En ellas representa la vida y la muerte, el cambio y la corrupción, diseccionando los elementos, reduciéndolas a meros trazos formales.

La exposición también incluye otra selección de obra gráfica de principios de los años 90 donde destacan las tauromaquias editadas por el galerista Bruno Bischofberger. Los toros se encuentran dentro de un todo concéntrico que es la plaza, pero aquí no es presentada como un elemento más del folclore hispano, sino que también nos invitan a reflexionar sobre la vida y la muerte. La tauromaquia es uno de los temas, como la muerte o el paso del tiempo, que dan vida a la obra de Miquel Barceló. Sin embargo, esta faceta, expresada no solo en carteles de toros sino también en pinturas y grabados.

El último conjunto de obras presentes en la exposición fue realizado en París en los años 90 y se inspiran en África y en sus viajes a Mali. Presentamos una litografía titulada “In Mali”, creada en los talleres Item de Paris para acompañar su libro con el mismo título y las cuatro litografías de la serie Sekou. Esta obras realizadas en 1990, reflejan claramente esta fuente de inspiración y están vinculadas al texto homónimo de Paul Bowles. En ellas se observa un grafismo muy intenso.

El artista

Miquel Barceló, premio Príncipe de Asturias de las Artes 2003  y Premio Nacional de Arte Gráfico 2014, es a día de hoy unos de los artistas españoles más presente en la escena internacional y sus obras son de gran potencia y muy cotizadas.

Su personal universo tiene como elementos recurrentes la visión del mundo como una vorágine y la obsesión por plasmar y reivindicar la presencia de lo orgánico en todas sus formas. De ahí que África, y en concreto Malí, le hayan servido como fuente de inspiración, base de sus texturas, colores y creatividad visceral.

El carácter experimental de su obra al incorporar materiales poco ortodoxos a su pintura, le acercan al laboratorio de grabado.



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