Déficit de naturaleza. Consecuencias sociales de la falta de contacto con el campo y los entornos rurales. Con Raúl Alcanduerca

Debates/Conferencias

Entrada libre hasta completar aforo

Sala 001

 

Todo ha cambiado ya en nuestra relación con la naturaleza. Los cambios fundamentales que se han producido son de índole social y tecnológico, afectando indiscutiblemente a la biosfera. Desde el punto de los cambios sociales, la ruptura de la comunicación entre lo rural y lo urbano ha generado asimetrías muy altas en las comunidades humanas. La cultura rural ha quedado acantonada en los pueblos y de ella apenas quedan rastros en las ciudades. Solo hay retazos de todo ello en las formas de ser, hacer y pensar de las personas mayores que residen en las urbes y que antes vivían en los pueblos. Apenas hay transferencia de aquellas tradiciones y culturas a las generaciones menores. Aunque nos parezca disociado, este hecho da lugar a una desnaturalización de la sociedad en la ciudad. Los vínculos que se establecían desde el medio rural con el entorno, por una cuestión de inmediatez y primera necesidad, ya no existen entre edificaciones aceras y semáforos, ni siquiera, incluso, en pueblos que superan determinados tamaños de población y/u, organización o identidad económica asociada a la producción.

Por otro lado, los cambios tecnológicos han producido una relación con el mundo real absolutamente absurda y disfuncional. La realidad es virtual y el mundo se ha convertido en un escenario de ejes bidimensionales y “bisensoriales” (vista y oído). El entorno real se visualiza mediado e instrumentalizado por una pantalla, ya sea del teléfono móvil, de un ordenador de un portátil o una tablet. Las ciudades, sus infraestructuras verdes y sus espacios naturalizados son tan ausentes o diseñados tan exclusivamente con fines estéticos que no terminan de aportar la calidad de vida en necesaria para un contacto intenso con la naturaleza.

El tiempo en el que el hombre estaba en contacto con la Naturaleza se ha idealizado. Un pasado que se basó en una experiencia vital constante en contacto con el medio natural y una realidad experiencial muy diferente a la actual. Podemos afirmar que aquella relación umbilical con la naturaleza se ha basado en vivencias y aprendizajes “en” la propia naturaleza.  La convivencia con lo natural nos enseñó sus peligros, nos formó en la responsabilidad, nos familiarizó con la soledad. Nos generó las motivaciones, fertilizó las expectativas, aportó información,  produjo un contagio en las ganas por aprender. Todo bajo una atmósfera no siempre cómoda, a veces no elegida, que iba innovando de manera permanente a la vez que nos nutría.

Aportemos unos datos sobre lo positivo de recuperar experiencias sensoriales en la Naturaleza:

  • Los alumnos que presentan aulas en contacto visual directo con un jardín o un entorno naturalizado mejoran su rendimiento académico un 30% con respecto al resto de los alumnos.
  • Las personas enfermas cuyas habitaciones de hospital presenta ese mismo contacto directo con el entorno natural tienen unos niveles de recuperación un 30% mayor en comparación con los hospitalizados sin dicha cuenca visual.
  • La recuperación en fenómenos de estrés, ansiedad y depresión de aquellas personas con mayor índice de ruralidad, es decir que han pasado largas temporadas de su infancia y juventud en los pueblos, desarrollan una recuperación un 30% más veloz que aquellas que no han desarrollado esa ruralidad.

Es necesario trabajar las metodologías contra el déficit de naturaleza para alcanzar al menos ese 30% de mejoras demostradas en distintas investigaciones de las que ya es sencillo encontrar referentes bibliográficos.

Raúl Alcanduerca es Raúl de Tapia Martín. Biólogo. Apasionado de la botánica. Consultor ambiental y patrimonial. Director de Proyectos de la Fundación Tormes-EB, miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra, poeta y divulgador científico. Como comunicador y poeta responde al alias de Raúl Alcanduerca, seudónimo con el que colabora habitualmente en el programa El bosque habitado de RNE con su sección El herbario sonoro. Especializado en la gestión de la biodiversidad, conectividad y planes de restauración de graveras y canteras presentado. Es miembro del Comité Asesor de Biodiversidad de la Asociación Nacional de Fabricantes de Áridos (ANEFA). Investigador en materia de educación y comunicación ambiental.  Diseñador durante 25 años de programas educativos para instituciones públicas y privadas en el ámbito nacional e internacional. Es autor de 10 Centros de Interpretación ambiental en Espacios Naturales Protegidos, y ha escrito más de 15 libros en materia de botánica y educación ambiental. Ponente habitual planes de formación ambiental, masters, seminarios y congresos en el territorio nacional. Colaborador de la Universidad de Salamanca y Universidad Complutense de Madrid. Miembro del equipo del programa Gente Viajera de Onda Cero. Comisario Permanente de la Exposición “Arte Emboscado” (junto a la artista Coral Corona) focalizada en la transmisión de los valores de la Naturaleza a través de la escultura, muralismo, poesía, danza y música.

Premio Nacional Ecoejemplos 2006. Premio Nacional Caja España de Medio Ambiente 2008 y 2010 (compartido con la Universidad de Salamanca). Premio Sostenibilidad de Castilla y León 2013.  Premio Ones Mediterránea 2015 «Reconocimiento Defensa del Patrimonio Natural». Premio Ones Mediterránea 2017 “Comunicación, divulgación y sensibilización” como integrante del Equipo del programa de Radio 3 “El Bosque Habitado”. Premio de Comunicación Ambiental de la ANEFA  2018 Reconocimiento de Excelencia en Comunicación Ambiental en los Premios Europeos de Sostenibilidad de la UEPG.



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